jueves, 22 de marzo de 2018

Cuaresma - Día 38 - El Viernes Santo

Lectura:  Mateo 27:1-61




Fue un día muy difícil:  de ser insultado, humillado y flagelado a ser colgado y muerto en la cruz.  Todo fue muy intenso, pero nuestro Jesús no desistió de morir por nosotros.  

Hoy os invito a pensar en este sacrificio.  Muchos viven toda la vida sin entender el significado de este hecho, que va más allá de que uno se sacrifique por una causa noble. 

Hay una historia de dos hermanos chinos en California.  Por más que sus padres les trataban de igual manera, uno se extravió por el camino de las drogas y del crimen.   Una noche el hermano mayor estaba en casa y llega su hermano pequeño que más una vez se había metido en problemas.  Él llevaba una camiseta ensangrentada.  Había cometido un crimen.  Al visualizar la situación se oía al fondo el sonido del coche de policía que llegaba.  El hermano mayor no pensó dos veces en cambiar su camiseta con el pequeño.  Quitó su camiseta blanca y limpia y se puso una llena de sangre y de culpa.  La policía llega y ¿a quién se le lleva?  

Esta historia hace alusión a la muerte de Jesús.  Hay una diferencia entretanto, Jesús era Dios y no tenía ninguna culpa, ningún pecado.  El justo por los injustos.  Él tomó la culpa de nuestro pecado.  La Biblia dice que en Romanos 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios"

Os dejamos con dos versículos más: 

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. 
Romanos 6:23

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Isaías 53:5


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