sábado, 10 de marzo de 2018

Cuaresma - Día 27 - La oración

Lectura: Mateo 6: 5-15



La oración es algo que muchos de nosotros no tenemos como costumbre diario o disciplina de vida.  Algunos lo vemos como un amuleto religioso, algo que "debe" hacer todo el buen cristiano.  Otros la vemos como el suspiro desesperado mediante una crisis o emergencia.  

Jesús nos enseña algunos pasos a seguir.  Abordaremos dos de ellos:

1) Oración privada:  cuando oramos, busquemos un rincón de la casa, o nuestra habitación.  No oramos para que se nos vean orar, sino para hablar en secreto con nuestro mejor amigo sobre las cosas que nos preocupan, pedir por necesidades personales y de otros, agradecer y alabar a Dios por lo que hace y por lo que es. 

2) No hacer uso de vanas repeticiones:  Jesús nos ha dado un modelo de oración y nosotros la repetimos a menudo.  No quiere decir  que no debemos leer una oración o decir el "Padre Nuestro", sino que no caigamos en el error de repetir las oraciones sin que fluyan de nuestro corazón.  Él quiere un diálogo: le hablamos, le preguntamos, le agradecemos, le alabamos.  Él pone paz en nuestro corazón, contesta nuestra oración y nos habla a través de Su Palabra u otras muchas maneras que elija.  Es algo dinámico que ocurre entre dos partes:  nosotros y nuestro Creador.

Hoy, como oración, leeremos el Padre Nuestro, modelo de oración dada por Jesús.  Te invito a leerla más detenidamente, pensando en lo que quiere decir cada frase en tu propia vida.  Sus palabras no son mágicas y no valen de nada, si no nacen de tu corazón.  Hay varias versiones pero todas muy semejantes.  Os pongo la de Reina Valera 1960.  Puedes elegir la tuya, si así lo prefieres, pero hazlo detenidamente como te sugiero.  

"Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén."



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