Lectura: Isaías 26:1-4
Hay una vacío dentro de nosotros. Dios es el que puede rellenar este espacio a la perfección, pues así fuimos creados. En diferentes fases de la vida, aún que nos hayamos apropiado de una relación de amor con el Padre, podemos caer en la tendencia de alejarnos de Dios y tratar de rellenar este vacío sustituyendo a Dios por el dinero, el trabajo, la comida, el sexo y muchas otras cosas.
La Cuaresma nos permite dar un paso hacia atrás y evaluar nuestra vida y el papel que Dios está teniendo en ella. ¿Estoy llenando mi vida con todo (trabajo, estudios, amigos, religión, etc), y olvidando mi relación de amor y amistad con el Creador? Dios no quiere compartir el tiempo y espacio de nuestra vida con nada o nadie. Quiere ser el Rey de nuestra vida.
Hoy, pasa un tiempo con el Señor, evaluando, pediendo perdón y re-dedicando tu vida en Su altar. Si todavía no has entregado tu vida al Señor, puedes hacerlo confesando tu pecado y dependencia de Jesús para salvarte. La salvación es un regalo para ti, pero fue pagada por un alto precio. Jesús ya lo ha pagado y nosotros podemos disfrutar de ello. Empieza hoy a caminar con Jesús.
"Señor, perdóname pues he estado distraída con la vida misma, quiero poner más atención en Ti y en tu voluntad para mi. Quiero que vuelvas a ser el Rey de mi vida, de mi familia, de mi trabajo y todo lo demás. Ayúdame a corregirme en eso. En el nombre de Jesús."
Si no conoces a Jesús de una manera personal todavía y lo deseas, puedes orar con todo tu corazón:
"Señor, yo reconozco mi condición de pecado, te pido perdón y te entrego mi vida. Ven a mi corazón y haz en él morada. Sé el Rey de mi vida. Ayúdame a vivir esta nueva vida contigo. En Tu nombre, Jesús. Amén"
Mara Williams
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