Lectura: 1 Juan 4
Hay muchos tipos de "amores" y a veces nos confundimos entre ellos. Hay un amor de madre a hijo, de una esposa a su esposo, de una amiga a una amiga, de un seguidor a su líder ... ningún de estos puede llegar cerca del amor de Dios por nosotros.
Su amor es eterno. No podremos jamás entender la eternidad pues no cabe en nuestra experiencia de vida terrenal. Así que en muchas ocasiones no entendemos el por qué de las cosas, pues Dios en su amor eterno, ve más allá. Podemos estar seguros que todos sus planes son buenos y buscan nuestro bien. Confianza. Esta es nuestra manera que retribuir Su amor. No lo entendemos pero confiamos y esperamos.
Su amor está en Su esencia, es quién es. Él no puede denegar su naturaleza. No puede dejar de amar. Su amor tampoco depende de lo que hacemos. Nos ama incondicionalmente. No hay nada que pueda hacer o dejar de hacer para que la intensidad de su amor por mi cambie. Entretanto, puedo llegar a entristecerlo por mi comportamiento, como un hijo puede llegar a decepcionar a sus padres.
Hoy, no pienses mucho, no trates de entender porque no podrás, sencillamente acepta el amor de Dios por ti. Su mayor prueba celebraremos en la Semana Santa, la muerte de Jesús por ti.
"Gracias, Señor, que tu me amas independientemente de mis acciones. Perdóname porque te he decepcionado tantas veces. Gracias por enviar a Tu Hijo amado para morir en mi lugar en la cruz. Yo merecía estar allí por mi pecado. Ayúdame en entender un poco de este amor por mi y dejarme llevar por tu voluntad para mi vida. En nombre de Jesús. Amén"
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