En nuestros hogares, hay siempre mucho que hacer. A veces vemos las labores del hogar como algo sin sentido, sin valor ... al contrario, el hecho sencillo que puedes lavar ropa y planchar es que tienes ropa para vestir. Hoy agradezcamos a Dios por la provisión de la ropa. Mientras lavas o planchas, ten un corazón agradecido.
Una vez pruebes esta sensación, verás que la gloria de Dios te dirigirá:
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